Existe una amplia variedad de problemas y afecciones que pueden afectar a la salud de nuestros dientes y encías.
Aunque, evidentemente, no todo el mundo va a padecerlas, sí es cierto que existen ciertas enfermedades bucales más comunes que otras.
Por ello, tienen una alta prevalencia entre la población y son más proclives que otras a desarrollarse en algún momento de nuestra vida.
Si quieres saber a qué enfermedades dentales nos referimos y cómo puedes tratarlas, no te pierdas este artículo.
Antes quiero hacer de tu conocimiento que en tu póliza de Gastos Médicos tienes un plan dental incluido, en el cual tienes acceso a limpiezas dentales, tratamientos y descuentos para que puedes prevenir o tratar las enfermedades que a continuación leerás.
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Ahora sí, comencemos
Las enfermedades bucodentales más comunes
Caries dentales
Las caries dentales se ha posicionado como la patología bucal más común.
Se estima que las caries afectan al 90% de la población mundial, así que no resultaría extraño que ya la hayas padecido en alguna ocasión.
Las caries son lesiones producidas por la acción corrosiva de las bacterias bucales, que destruyen los tejidos del diente.
Pueden desarrollarse a cualquier edad, a partir del momento en que empiezan a erupcionar los primeros dientes de leche.
Su aparición se relaciona directamente con la higiene oral, así que la forma más eficaz de prevenir las caries es manteniendo unas adecuadas rutinas de limpieza diaria.
Aunque hay algunas personas que tienen mayor predisposición genética a padecer caries, se trata de un factor que influye en menor medida.
Gingivitis
La gingivitis se engloba dentro de las llamadas enfermedades periodontales y se trata de la fase inicial.
Se caracteriza por la inflamación y enrojecimiento de las encías provocados por las bacterias que se desarrollan debido a la acumulación de la placa y el sarro.
Los síntomas que provoca esta enfermedad son, por tanto, muy claros, siendo el sangrado que aparece durante el cepillado la primera señal de alarma.
Si es tu caso, te recomendamos acudir a una clínica dental de confianza cuanto antes para evitar que la gingivitis siga avanzando.
Al tratarse de la primera fase, es posible revertir sus efectos negativos.
Periodontitis
Cuando la gingivitis no se trata a tiempo, las bacterias comienzan a afectar al hueso, provocando la segunda fase de la enfermedad: la periodontitis o piorrea.
Pero esta enfermedad se acentúa con la edad, y es que el porcentaje de encías sanas en mayores de 65 años es tan solo del 10,3%.
El resto tiene una enfermedad periodontal: 51.6% tendría gingivitis y el 38% tendría periodontitis, una enfermedad bucodental mucho más grave.
Esto se debe a que afecta al hueso, es decir, al soporte del diente.
Como resultado, es posible que aparezcan diversas señales de alarma, como el mal aliento, la recesión de encías, aparición de úlceras o movilidad de piezas dentales.
Todo esto llevará a consecuencias irreversibles: la pérdida del diente.
Halitosis o mal aliento
Otra de las enfermedades de la boca y la lengua más frecuentes es el mal aliento, que se traduce en un conjunto de olores desagradables que salen de la cavidad oral.
Aunque existen dos tipos de halitosis – la oral y la extraoral – su origen se encuentra en la propia boca en el 90% de los casos.
En estos casos, el olor desagradable se debe fundamentalmente a una higiene deficiente, el tabaco o enfermedades periodontales (gingivitis y periodontitis).
Por eso resulta fundamental saber cómo limpiar la lengua adecuadamente, así como los dientes y encías.
Identifica el origen de la halitosis
Por su parte, cuando la halitosis es extraoral, tiene su origen en problemas sistémicos, como pueden ser aquellos relacionados con el sistema digestivo o las enfermedades hepáticas o renales.
Aunque a primera vista el mal aliento pueda parecer únicamente un problema de carácter social para quien lo padece, lo cierto es que puede ser una pista ante una patología de mayor gravedad.
Por tanto, la forma de tratar el mal aliento depende de cuál sea su causa.
Pero si se debe a alguna enfermedad de las que hemos mencionado, habrá que abordarlas para acabar con el mal aliento.
Llagas o aftas o úlceras
Es muy probable que hayas tenido llagas en la boca en más de una ocasión, pues es una de las enfermedades bucales más comunes.
Se trata de una lesiones fácilmente identificables por presentar una forma redonda y ser de color blanco.
Resultan muy molestas, aunque no presentan un mayor riesgo para nuestra salud bucodental.
Habitualmente aparecen como consecuencia de algún objeto que roza con la mucosa de la boca –labio, interior de las mejillas o lengua– o por habernos mordidos accidentalmente.
Las aftas no requieren de un tratamiento como tal, pues remiten por sí misma al cabo de dos o tres días.
Aun así, existen productos específicos de venta en farmacias que aceleran su curación.
Herpes labial
Aunque en apariencia pueden ser muy similares a las llagas, la principal diferencia es que el herpes labial es contagioso y está causado por un virus.
Además, aunque desaparezca, el herpes tiende a aparecer a lo largo de nuestra vida si lo hemos sufrido alguna vez, pues el virus no desaparece.
Tal y como sucede con las aftas, el herpes labial no requiere de ningún tratamiento, sino que se cura por sí mismo.
Del mismo modo, en farmacias o con tu dentista de cabecera puedes preguntar por algún medicamento específico para acelerar su desaparición.
Pero ten en cuenta que estos productos únicamente alivian los síntomas, pero no erradican el virus.
Cáncer de boca
Sus síntomas pueden estar causados por enfermedades bucodentales mucho menos peligrosas, y es que a veces pueden coincidir.
Aun así, no está de más saber cuáles son sus indicios para que estemos atentos:
- Manchas extrañas en la cavidad oral: blancas, rojas o ambas.
- Llagas en la boca o garganta que no se curan.
- Dificultad para masticar o tragar.
- Problemas de movilidad en la mandíbula y la lengua.
- Bultos en la cara, cuello, mejillas, mandíbula, encías o lengua.
- Complicación o cambio en el habla.
- Pérdida de peso sin explicación aparente.
Pero recuerda que la forma más eficaz de saber si tenemos cáncer oral u otra patología bucal, es consultando en persona con nuestro médico o dentista.
¿Cómo prevenir los problemas bucodentales?
Aunque no se puede controlar la aparición de estas enfermedades bucodentales, sí es posible prevenirlas en gran medida.
Con tu póliza de Gastos Médicos tienes acceso a que un profesional pueda asesorarte para que puedas tener una mejor higiene bucal y también tratamientos por si tuvieras alguna enfermedad de las ya mencionadas.
Y es que aunque el factor genético tiene un papel importante, determinados hábitos saludables nos ayudan a mantener una buena salud oral.
Prestar atención a tu técnica de higiene
Lávate los dientes después de cada comida, dedicándole un tiempo mínimo de 2 minutos.
No te olvides de pasarte el hilo dental y enjuagarte con un colutorio al menos una vez al día.
Cuanta menos placa bacteriana permitamos que se acumule en nuestros dientes y encías, menor probabilidad tendremos de desarrollar caries o enfermedades periodontales.
No fumar o, al menos, reducir el consumo de tabaco
Fumar no es solamente uno de los peores hábitos para nuestra salud general, sino que también ocasiona daños importantes en la boca.
El tabaco mancha los dientes, los vuelve amarillos y provoca mal aliento.
Pero, en el peor de los escenarios, fumar es uno de los factores de riesgo más decisivos a la hora de sufrir cáncer de boca.
Llevar una dieta sana y equilibrada
A través de una alimentación sana es posible fortalecer los dientes para aportarles los nutrientes y las vitaminas necesarias.
Incluir en la dieta frutas, verduras, pescados y carnes de calidad ayuda a mantener una salud bucodental óptima.
Por otro lado, conviene evitar al máximo el consumo de azúcares, ácidos y alimentos procesados (comidas precocinadas, bollería industrial, refrescos…) que favorecen las caries dentales.
Respeta las revisiones pautadas por tu dentista. Como hemos dicho previamente, solo un dentista especializado puede darte un diagnóstico fiable.
Por ello, es crucial acudir con frecuencia a una clínica de confianza, para así poder prevenir, detectar y tratar cualquiera de estas enfermedades bucales.
Aunque desde casa podemos advertir los síntomas, hay ocasiones en las que no podemos saber al 100% si realmente se trata de una u otra patología.
Esto se debe a que la sintomatología puede ser muy parecida.
Por eso, y aunque no tengas ningún problema en apariencia, recuerda acudir a tu dentista al menos una vez al año.
De verdad es importante tener una buena salud bucal y aún más importante es contar con una póliza de Gastos Médicos. Nunca sabes cuando la puedes necesitar
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